¿Qué es el envejecimiento poblacional?
El envejecimiento poblacional ocurre cuando la proporción de personas mayores (generalmente de 60 años o más) dentro de una sociedad comienza a crecer en relación con el resto de la población. Se trata de un fenómeno global, pero tiene particularidades propias en cada país.
En la Argentina, ¿qué está pasando?
Argentina atraviesa una transformación demográfica silenciosa pero de gran magnitud: su población está envejeciendo a un ritmo constante y sostenido. Este proceso, que también se observa en muchas otras partes del mundo, tiene en el país características propias y plantea desafíos sociales, económicos y culturales que ya comienzan a hacerse sentir.

En el caso argentino, los últimos censos y estadísticas revelan una tendencia clara: cada vez hay menos nacimientos, la esperanza de vida continúa aumentando y, como consecuencia, el grupo de personas mayores de 60 años representa una fracción cada vez más significativa del total.
Tendencias y cifras

Causas principales del envejecimiento poblacional
Comparado con otros países de la región, Argentina se encuentra entre los más envejecidos de América Latina, junto con Uruguay, Chile y Cuba. Esta posición relativa hace que muchos de los desafíos que enfrentan los países europeos con poblaciones envejecidas comiencen a sentirse también en nuestro territorio, aunque en un contexto económico y social muy diferente.
Comparación regional
Entre las causas del envejecimiento poblacional en la Argentina se encuentran las siguientes:

Consecuencias del envejecimiento
El envejecimiento de la poblacion tiene consecuenciales sociales, entre las que destacamos:

Otro de los efectos más visibles del envejecimiento es la presión sobre el sistema previsional y de salud. A medida que crece el número de jubilados y pensionados, disminuye la proporción de personas en edad activa, lo que tensiona la sostenibilidad de los sistemas públicos de seguridad social. Además, plantea desafíos a en el mercado laboral (retención, capacitación y edad de retiro).
Consecuencias urbanas del envejecimiento
Impacto en salud del envejecimiento de la población
Este fenómeno implica también una serie de retos para la salud. Por un lado, podemos destacar un aumento de enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento (como la hipertensión, la diabetes o el deterioro cognitivo). Por otro lado, requiere una adaptación de los servicios de salud hacia un modelo de atención más integral y centrado en el largo plazo.

Sin embargo, este fenómeno también ofrece oportunidades. Las personas mayores no son solo receptoras de cuidados: muchas participan activamente en la vida social, cultural y económica del país. Programas como UPAMI, los talleres barriales, las universidades para adultos mayores y los centros de día promueven un envejecimiento activo y saludable, donde el movimiento, la socialización y la estimulación cognitiva son herramientas clave para una mejor calidad de vida.
Para saber más…
Los centenarios: longevidad en números
Un capítulo fascinante de este proceso es el crecimiento del número de personas que superan los 100 años.
Aunque todavía representan una minoría muy pequeña, los centenarios en Argentina son cada vez más visibles. Según estimaciones del Registro Nacional de las Personas (RENAPER) y proyecciones del INDEC, en 2022 había más de 3.000 personas mayores de 100 años en el país. Un relevamiento de este año del mismo órgano, indica que en la actualidad superan las 8.000 personas.
De acuerdo con un tablero desarrollado por la Dirección Nacional de Población, en base a registros del RENAPER de enero de 2025, el número total de personas de más de 100 años de edad en la Argentina es de 8.405. La gran mayoría son mujeres (6.274 mujeres contra 2.131 hombres), lo que confirma la tendencia de mayor longevidad femenina.
Estos centenarios suelen compartir ciertos factores comunes: hábitos alimenticios moderados, vínculos afectivos sólidos, actividad física regular (aunque sea ligera), actitud positiva ante la vida y acceso a cuidados médicos básicos. Si bien todavía no hay una política pública específica orientada a este grupo, su crecimiento anticipa un nuevo desafío: diseñar entornos que garanticen no solo una larga vida, sino también una vida digna y activa hasta edades muy avanzadas.

El envejecimiento poblacional no es una crisis, sino una señal de progreso: vivimos más y mejor. Pero para que este avance sea sostenible y equitativo, será necesario rediseñar políticas públicas que aborden las nuevas necesidades de esta población creciente, promoviendo la participación, el cuidado, la accesibilidad y el respeto hacia quienes transitan la última etapa de la vida.